Todo empieza otra vez
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Resumen
En algunos casos, la enfermedad impulsa a crear. El efecto degradante de las deformidades físicas impulsó a Byron y a Toulouse Lautrec, por ejemplo, a compensarlas por medio de su obra artística. El convencimiento de que las horas de trabajo están contadas a veces ha hecho surgir una última chispa de intensa actividad, como en los casos de Beardley y klee. Otros, como Heine, Karen Blixen, Gide y Graham Greene, le han atribuido poderes terapéuticos a la actividad creadora como el medio para soportar los sufrimientos de la vida.
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