Observatorio de Financiamiento para el Desarrollo. Nota Técnica Nº 5, septiembre 2023 – febrero 2024
ISSN digital: 2806-5603 y ISSN: 2806-559X
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Introducción
El sistema de salud vigente en Colombia fue adoptado mediante la Ley 100 de 1993 y
comenzó a operar en enero de 1995. La reforma contenida en esta Ley se dio en medio de
la euforia nacional que siguió a la promulgación de la Constitución de 1991, con grandes
expectativas en torno a la consagración del Estado Social de Derecho (ESD) (Garay, 2002).
Las aspiraciones por un Estado más grande y garantista incluían a la salud, y fue así como
la reforma de 1993 se diferenciaba en varios aspectos de las recomendaciones que
dominaban la agenda internacional (Restrepo, 2022). Especialmente, la reforma
colombiana se produjo en un escenario de buen crecimiento económico y no de crisis
como en otros países, la misma estuvo acompañada de un aumento sustancial de recursos
públicos, y con ella se adoptó una meta ambiciosa de cobertura universal que no seguía la
recomendación dominante en el momento, acerca de los paquetes básicos o esenciales
para la atención de la salud (Banco Mundial, 1993).
Durante este tiempo, el sistema ha presentado avances y procesos de maduración, pero
también ha sufrido incumplimientos y puntos débiles que el país debe superar. Entre los
logros se destacan la cobertura y la protección financiera. La población cubierta por el
seguro de salud pasó de un 22% en 1993 al 99% en 2022 (MSPS, 2023); por su parte, como
una medida de protección financiera, los pagos de bolsillo pasaron de representar el 38%
al 14% del gasto total en salud en uno y otro año (Maldonado et al, 2023). A la par con estos
logros, los indicadores de salud en general también han presentado un comportamiento
positivo. Es el caso de la mortalidad infantil, que pasó de 29 defunciones en menores de un
año por cada mil nacidos vivos en 1990 a 11 en 2021, y la esperanza de vida al nacer, que
pasó de 65 a 72 años, respectivamente (Banco Mundial, 2023). No obstante, se discute el
alcance de estos resultados en el marco de los determinantes de la salud y teniendo en
cuenta que se presentan desarrollos desiguales en el territorio nacional (Agudelo et al,
2011).
Es importante resaltar también que el sistema ha evolucionado en términos
institucionales y normativos (Restrepo, 2022a), de manera que a lo largo de estas tres
décadas se han promulgado varias leyes con ajustes al sistema y con propuestas de
reforma que no han prosperado, particularmente en 2013 y 2021 (GES, 2013; Jaimes, 2021).
Un momento crucial en el desarrollo del sistema, como parte de las aspiraciones por la
materialización del ESD, lo constituyó la promulgación de la Ley Estatutaria de Salud en
2015, mediante la cual se regula el derecho fundamental a la salud (GES, 2015).
En cuanto a las debilidades y los problemas por resolver se destaca que, a pesar de los
avances en cobertura, el acceso efectivo no se realiza de manera universal y equitativa, así
que se presentan barreras que afectan principalmente a población pobre y a
comunidades ubicadas en territorios en donde la oferta de servicios resulta menor
(Restrepo et al, 2014). Como parte de una gobernanza débil (Restrepo y Zapata, 2021), el
sistema exhibe fallas en la coordinación entre actores y la articulación con otros sectores
que resultan claves en cuanto están a cargo de determinantes sociales de la salud. La falla
más sobresaliente descansa en una baja provisión de la salud pública, lo cual resulta
contradictorio con los avances en cobertura y significa que el sistema puede ser efectivo
para atender enfermedades pero hacen falta esfuerzos más contundentes en materia de
promoción de la salud y prevención de la enfermedad. Esto se puso en evidencia en medio
de la pandemia del covid-19, cuando el país se destacó por garantizar cobertura y
protección financiera (Restrepo, Palacios y Espinal, 2022), al tiempo que se develaron
debilidades en materia de salud pública (Franco, 2022).