Nunca más un día de la madre

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Doris Pinos

Resumen

El estruendo provocado por el choque brusco entre la cadena y el enorme candado, era equivalente al hecho de refregarse los ojos y preguntarse ¿dónde estoy?. Las enormes y oscuras puertas de metal, además de generar una sensación de pequeñez e impotencia en quien curiosamente se dedicaba a chequear de abajo hacia arriba sus longitudes, eran el muro divisorio entre dos mundos; el punto exacto donde los destinos invisibles y las historias olvidadas, con cierta turba extrañeza, se juntaban para contar sobre lo que no se conoce a ciencia cierta, mientras un estrecho timbre de voz parecía revolverse en el trajinar cotidiano de familiares, abogados y policías.

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